Katia Miguelina Jiménez Martínez

Katia Miguelina Jiménez Martínez
Por una justicia democrática

lunes, 27 de febrero de 2012

Si quieres saber quién es Mundito…dale un carguito



Por Katia Miguelina Jiménez Martínez. (katia_miguelina@yahoo.es)

Es muy conocido por todos el refrán que dice “si quieres saber quién es Mundito, dale un carguito”, el cual alude a quienes sintiéndose elevados en poder son al mismo tiempo incapaces de medir el daño colateral que pueda producir su voluntad, precisamente, de poder. 

Hace poco visité una oficina pública y allí fui testigo del maltrato que le fue dispensado a una humilde mujer por un funcionario público de tercera categoría, viéndome obligada a intervenir a su favor sin conocerla, pues no pude resistirme a la idea de hacerle entender a ese otro “Mundito”, pues andan muchos por ahí, que como funcionario público su actuación debe estar dirigida a satisfacer necesidades de interés general, o sea de los administrados, y no a demostrar quién es el jefe. 

La experiencia que antecede me motivó a hacer esta reflexión sobre la idiosincrasia del “Mundito” dominicano, personaje al cual el poder lo hace creer dueño y señor del universo, en perjuicio de la realización de los fines del Estado. Y que conste que este análisis engloba a toda clase de funcionario público. 

“Mundito” cuando accede al cargo cambia su carácter hacia la prepotencia sobre los demás seres humanos. La prepotencia es la cualidad de sentirse poderoso, dominador de quienes nos rodean. Este tipo de personas no saben aceptar un NO por respuesta ante ninguna situación, aunque parezca que están en capacidad de comprenderla, realmente casi nunca la aceptan, ni tampoco que el resto de la gente no piense, ni sea como ellos. Por lo general, “Mundito” queda atrapado en las redes de su prepotencia y se ha dejado embriagar y obnubilar por su dulce aroma a “jefismo”.

Es una situación penosamente común en la función y en el servicio públicos, cuando debiera ser todo lo contrario, pues ha de suponerse que a la función pública se va a servir y no a servirse, más aun cuando al asumirse una función pública, y hasta privada, el asunto no se limita a demostrar quién es el jefe. Solo el “hombre fáustico” tiene ese tipo de mentalidad. 

Cada vez que observo a un “Mundito” no puedo evitar remitirme a algunos libros que Dios ha permitido que yo lea. En efecto, todo “Mundito” debe urgentemente leer el libro de Spencer Johnson titulado “Quien se ha llevado mi queso” en la cual se aprende a adaptarse a un mundo cambiante en el que nos mueven el “queso” sin parar y en el que las personas de mentalidades posesivas terminan siendo los perdedores. Mientras que en el pasado queríamos empleados leales, hoy necesitamos personas flexibles que no sean posesivas con “la manera de hacer las cosas aquí”. A los perdedores les afecta el cambio. Por el contrario, los ganadores son los que generan y lideran los cambios”.

Por igual, todo “Mundito” tampoco conoce, o por lo menos nada aprendió si lo leyó, de un libro esencial, publicado en 1918: “La Decadencia de Occidente” de Oswald Spengler, en el que su autor toma prestado el personaje de Goethe, que se llama “Fausto”. Ese hombre era un sabio que un día se cansó del polvo de los libros y de las soledades de las bibliotecas. Fue visitado por el Diablo encarnado por Mefistófeles, quien le ofrece a Fausto devolverle la juventud, las ansias de vivir, de conquistar los placeres del mundo y todas sus tentaciones a cambio de un pacto, por el cual vende su alma y Fausto acepta. 

De ahí que surgiera la caracterización del “hombre fáustico” como aquel que sólo piensa en el poder, sin reparar en el daño que esa voluntad avasallante de gloria, pueda llegar a producir. Voy directamente a algunos de sus pasajes: Fausto declara…”no trato de buscar la felicidad. Quiero el vértigo que ciega, los placeres que dañan, el amor que participa del odio, el pesar que deleita”. 

Sigue diciendo Fausto…”Mi corazón curado de la fiebre del saber, debe saborear toda clase de dolores; quiero sentir todo cuanto los demás hombres han sentido; quiero experimentar, como ellos, lo que tiene de sublime el gozo y el dolor; acumular en mi seno el bien el mal”.

Más llanamente hablando, “mundito” o “el hombre fáustico” se cree superior y merecedor de lisonjas, pero no se da cuenta que allá donde va, acaba apestando nauseabundamente, y para colmo de males, existen personas aduladoras y serviles que los mantienen en el auto engaño, complaciéndolos pero en función de sus propios intereses personales. Pero “Mundito” está tan borracho de poder que no repara en esto último.
Sencillamente “Mundito” está ciego porque lo quiere todo. Es insaciable. El vértigo lo absorbe. No tiene otro objetivo que el placer, el éxito, la autosatisfacción. Su ego, crecido por el poder que posee, lo coloca muy lejos de la frase lapidaria pronunciada por John Fitzgerald Kennedy, trigésimo quinto Presidente de los Estados Unidos,  cuando conversando con un ciudadano le dijo: “No preguntes qué puede hacer tu país por ti. Pregunta qué puedes hacer por tu país”.
Frente a ese panorama “mundito el fáustico” que se ha elevado en la soberbia y la prepotencia, tarde o temprano habrá de encarnar a la ley de la gravedad que se resume en: todo lo que sube tiene que bajar. Y cuando llega ese momento cabría que “Mundito” se preguntara: ¿Y ahora qué?




martes, 10 de enero de 2012

Reflexiones sobre jueces miedosos y populismo punitivo



Por Katia Miguelina Jiménez Martínez (Katia_miguelina@yahoo.es)

En su primera alocución como Presidente de la Suprema Corte de Justicia en ocasión de conmemorarse el día del Poder Judicial, el Dr. Mariano Germán Mejía  pronunció un esperanzador discurso sobre el cual destacaremos en este artículo algunos aspectos del mismo, que teniendo singular importancia para el fortalecimiento del Poder Judicial, no fueron lo suficientemente llamativos para lograr el favor de los titulares de la prensa. 

Lo que sí logró captar la atención de la prensa, lo cual puede constatarse en los titulares de los periódicos después de pronunciado el referido discurso fue el ultimátum que le fue dirigido a los jueces miedosos, los que según la percepción de la sociedad, y al decir del Magistrado Germán Mejía,  deciden también por capricho, por amistad, por familiaridad, por conveniencias personales, por contubernio y por dinero. 

Dedicaremos estas líneas a las cuestiones de la referida disertación que fueron tocadas por el debutante juez supremo y en las que destaca la sin igual  importancia del  principio de independencia judicial como uno de los valores en que se fundamenta la democracia, así como la necesidad de salvaguardar la primacía de la Constitución y el respeto a los derechos fundamentales, piedras angulares que en todo caso impedirían que las decisiones emitidas por los jueces obedezcan a las espurias causas que percibe la sociedad.

Nos resulta aleccionador que al dirigirse por vez primera a los jueces, a la comunidad jurídica y a la nación, el Magistrado Germán Mejía fuera enfático en una cuestión de capital importancia para estar en condiciones de conducir los destinos del actual Poder Judicial dominicano: “…Necesitamos un Poder Judicial que se desarrolle sobre la capacidad, la independencia, la probidad, el reconocimiento de la primacía de la Constitución como garante de los derechos ciudadanos y la existencia de ágiles sistemas procesales. Sobre estos pilares debemos fundamentar una justicia pronta, oportuna, garantista y eficaz…”.

Y es que en el Estado Constitucional de Derecho, fundado sobre la división de los poderes, la primacía de la Constitución implica la primacía de los derechos humanos sobre las opciones mayoritarias y, por consiguiente, independencia de quien debe garantizar los derechos, es decir independencia de la jurisdicción del poder político, así como también autonomía funcional a nivel interno.

Por esta razón hemos insistido desde la Asociación Jueces Dominicanos para la Democracia (JUDEMO) que debe garantizarse la independencia, que no es un privilegio del magistrado, sino una garantía funcional a la tutela y la realización de los derechos de los ciudadanos. Nos alienta que sobre esto Germán Mejía enfatizara: “Los derechos fundamentales son vitales, y en ellos descansa la convivencia pacífica, por lo que esta Suprema Corte de Justicia será una aliada del Tribunal Constitucional, en garantizarlos”.

Pero para lograr los objetivos que se ha propuesto el actual presidente de la Suprema deberá  tener mayor cautela frente al populismo punitivo, uno de los más fieros enemigos de la independencia judicial y que está siendo utilizado con mayor ahínco por quienes no tienen interés alguno en esa justicia pronta, oportuna, garantista y eficaz, que en su discurso del pasado 7 de enero dijo desear construir. Y es que un Poder Judicial y unos jueces que ceden al clamor popular, y no a los dictados de la Constitución y la ley a las cuales están sometidos, son, precisamente, esos jueces miedosos, caprichosos, arbitrarios, corruptos, leales a sus jefes, amigos y familiares, que describió Magistrado Presidente en su disertación.

En una entrega anterior afirmamos que la independencia judicial es, inexcusablemente, lo que hace posible que los jueces adopten decisiones impopulares, sin dejarse arrastrar por los reclamos del populismo punitivo, al cual acuden los "políticos inteligentes" cuando adoptan medidas urgentes para calmar los reclamos de seguridad ciudadana de una colectividad, a la que por demás, se le ha vendido la idea de que los problemas sociales pueden ser resueltos mediante la aplicación del sistema penal. Prestemos atención a los daños que ocasiona el populismo punitivo en la justicia, pues ello se traduce en falta de credibilidad en los jueces y tribunales.

Es consolador escuchar que el actual Presidente del Alto Tribunal de Justicia de la nación recomienda a los jueces no dejarse presionar por las críticas a las sentencias que se emitan. Sobre el particular expresó: ”Tenemos que adoptar una actitud comprensible y aceptar que las críticas expresan la disidencia fruto de un régimen democrático, pero también declarar inadmisible que las decisiones sean el resultado de causas espurias o presiones contaminantes. Procuraremos evitar que las críticas se conviertan en presiones, y que, por lo tanto, contaminen los procesos judiciales y sus resultados, ya que una sentencia dictada bajo presión es una sentencia viciada”.

El populismo punitivo, que en los últimos tiempos también está siendo incentivado por legisladores, ha sido la causa de muchos males a lo interno y a lo externo del Poder Judicial. Son muchos los jueces que han sido maltratados por su propia institución que ha cedido sumisamente y por conveniencia, ante la presión que se hace muchas veces desde organismos que se escudan en el populismo punitivo para dar la impresión de una eficacia que no se tiene. Bástenos referirnos al “Caso Vantroit”, en el que un juez fue sumariamente destituido a petición popular por haber concedido una garantía económica. Sin embargo, resultó absuelto en juicio, sin que el Ministerio Público pudiera invocar razones para apelar la decisión. 

Ojalá que estemos hablando de situaciones del pasado. Nos anima saber que el Magistrado Mariano Germán Mejía también expresara: …un poder del Estado tiene que ser definido por lo que ha sido su pasado y por lo que es en el presente, sin que el pasado se convierta en un refugio, sino en una herramienta de trabajo para el presente y para delinear el futuro”.

Quiera Dios que en esta gestión de la Suprema Corte de Justicia se fortalezca, real y efectivamente, el principio de independencia judicial y que a los jueces independientes no se les vea como potenciales enemigos del sistema de justicia, pues no hay verdad más absoluta que aquella que afirma que “los jueces de la democracia son independientes y que los jueces independientes son el sustento de la democracia”.

sábado, 5 de noviembre de 2011

CNM evaluó este jueves a otros 11 aspirantes al TC; el martes continúan vistas públicas

12:28 PM -

Entre los más elogiados Aura Celeste Fernández y Katia Miguelina Jiménez.



SANTO DOMINGO. El Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) realizó la noche de este jueves la quinta sesión de evaluación a 11 profesionales del Derecho aspirantes a ser miembros del Tribunal Constitucional (TC). Entre los evaluados figuraron tres jueces, el fiscal del Distrito Nacional y un viceministro.  Esta sesión se caracterizó por exposiciones brillantes, así como por la incapacidad de algunos profesionales para dar respuestas a aspectos elementales en materia constitucional. 

Con los 11 candidatos que participaron en las vistas públicas de anoche se completaron 66 participantes y a partir del martes próximo se reanudará a las 06:00 de la tarde el proceso con los restantes 37 para completar los 103 que aspiran al Tribunal Constitucional. 

El encuentro se inició a las 7:45 y concluyó a las 10:55 de la noche, y fue encabezado por el presidente de la República, Leonel Fernández, así como por la matrícula completa del organismo del CNM. 
Fueron evaluados en esta quinta sesión el Fiscal del Distrito Nacional, Alejandro Adolfo Moscoso Segarra, Daniel Julio Nolasco Olivo, Francisco Núñez Cáceres y Jhonny Antonio Castro Núñez. 

Además el juez segundo sustituto de la Cámara Penal de la Corte de Apelación de San Francisco de Macorís, Medrano Mejía, Claudio Aníbal, Víctor Rafael Menieur Méndez, Ramón Segundo Miliano Santos, Pablo Miguel Monegro Ramos, Nelson Montás quezada, Imbert Hidalgo Moreno Altagracia y Bernabel Moricete Fabián. 

Entre los aspirantes entrevistados durante esta semana en la cual estaban pautados 16 candidatos, han sido elogiadas las exposiciones de Aura Celeste Fernández y Rosa Luisa Fernández Javier, quien señaló, en un escenario de un CNM compuesto una mayoría conservadora, que no sancionaría a un médico que practicara un aborto en determinadas condiciones (si tuviera que elegir entre la vida de la madre y la del feto). 

Se destacó también y fue muy elogiada, Katia Miguelina Jiménez quien en su intervención mostró seguridad, talento y formación. 

También fueron bien vistas las intervenciones del magistrado Domingo Gil, Víctor Gómez Bergés, los magistrados Juan Manuel Guerrero y Cruceta, a quienes algunos medios y expertos jurídicos califican sus exposiciones como brillantes.

Elogiados también durante las sesiones de la semana, los magistrados Ramón Horacio González Pérez, Erik Hernández y Wendy Martínez, ésta última señaló que en las altas cortes también se necesitará de profesionales jóvenes y liberales.

Nuestra comparecencia ante el CNM

http://www.livestream.com/poderjudicialrdtv/video?clipId=pla_96ee0383-6182-4641-9090-e38f86e39fc9&utm_source=lslibrary&utm_medium=ui-thumb

martes, 13 de septiembre de 2011

El juez Zaffaroni. Cuando los méritos se combaten a pedradas



Por Katia Miguelina Jiménez

Iniciaré estas reflexiones rememorando un conocido proverbio árabe: "Sólo se tiran piedras al árbol cargado de frutos". En lo particular, la vida me ha hecho comprender que ese aforismo es verdadero y más aún, que existen mecanismos de control psicopolíticos con los cuales aquéllos, a quienes el cúmulo de poder ha vuelto soberbios, combaten el prestigio y la credibilidad de las personas o grupos a quienes ellos ven como sus contendores o enemigos.

En las últimas semanas, le hemos estado dando seguimiento a la engorrosa situación por la que ha estado atravesando el colega argentino Eugenio Raúl Zaffaroni. Como Presidenta de la Asociación Jueces Dominicanos para la Democracia (JUDEMO), nos correspondió emitir un comunicado, tal y como lo hicieron todas las asociaciones de jueces de Iberoamérica, uniéndonos al repudio expresado por los agravios mediáticos contra el Maestro Zaffaroni, quien sin duda alguna es el más connotado exponente del mundo jurídico de habla hispana, en el ámbito del derecho penal y de la criminología.

En efecto, se ha desatado toda una campaña en la que destacan políticos de la oposición y algunos medios de comunicación, con el claro propósito de desprestigiarlo para sacarlo de la Suprema Corte de Justicia, pero valiéndose de prácticas antidemocráticas, anti republicanas y atentatorias de la institucionalidad, pues los cuestionamientos al destacado juez no son dirigidos contra su actuación como funcionario judicial, sino que se refieren a cuestiones de estricta índole personal, lo cual es extremadamente peligroso.

Me ha parecido interesante abordar el tema del juez de la Corte Suprema de Justicia argentina, precisamente en momentos en que en nuestro país se ha dado inicio al proceso de selección de los jueces de las Altas Cortes y de evaluación de los actuales jueces de la Suprema Corte de Justicia, pues en todas partes de cuecen habas.

Vale destacar que Zaffaroni fue escogido juez de la Corte Suprema en el año 2003, y se ha llegado a asegurar que su escogencia obedeció a un esfuerzo del fallecido ex presidente Néstor Kirchner, para transformar una corte suprema compuesta por figuras de derecha, eminentemente conservadoras.
Estamos hablando de un juez de pensamiento liberal, progresista, que ha hecho pública su posición a favor de los derechos del matrimonio gay y el aborto, la despenalización del consumo de marihuana y se ha opuesto a las sanciones drásticas para delincuentes menores de estratos sociales pobres. Igualmente, es un defensor del garantismo. Sin lugar a dudas, sus ideologías son pasibles de colocarlo en el reino de los réprobos en sociedades conservadoras.

Pero los ataques feroces en su contra, al decir del propio Zaffaroni tuvieron lugar a partir de la versión, primero de que sería candidato a vicepresidente de Cristina Fernández, y luego de que trabajaba en un plan para establecer un sistema parlamentario vía reforma constitucional, por lo que cabe pensar que la embestida mediática pudiera ir más allá del propósito de sacarlo del alto tribunal, de manera que pudiera estar relacionado con la campaña electoral argentina.

A Zaffaroni no sólo se le ha cuestionado en el ámbito de su preferencia sexual, sino que lo más reciente ha sido acusarlo de alquilar inmuebles de su propiedad "a sabiendas" de que serían destinados para operar prostíbulos, por lo cual a través de los mass media hasta le han pedido que renuncie a su cargo de juez supremo, cuando lo institucional es que se le haga una acusación seguida de juicio político.

También se ha llegado a la tropelía de hackear la cuenta de correo electrónico del indicado juez, y aviesamente difundir por internet mensajes de contenido erótico que Zaffaroni presuntamente envió a algunos amigos. Esto comprueba que el objetivo es desmeritarlo y aniquilarlo moralmente, pues por la vía institucional es imposible, máxime cuando estamos frente a una figura que goza de muchísimo prestigio, no sólo en Argentina sino a nivel mundial. Lo que se quiere es restarle reputación social.
El desprestigio, es junto a la ridiculización, la trivialización y la cortina de silencio, mecanismos de control psicopolíticos con los cuales se persigue concretar la muerte social de ciertas ideas o personas, molestosas o peligrosas a los intereses de determinados grupos o poderes.

Pero esos grupos quisieron desprestigiar a un hombre muy conocedor de tales mecanismos. En medio de la embestida Zaffaroni llegó a expresar: "Sé que lo que están haciendo es ver si yo reacciono tipo Maradona. Naturalmente no lo voy a hacer." "Me molesta el procedimiento, porque es demasiado sucio: quieren desequilibrarme emocionalmente, aprovecharse de una situación desgraciada para provocar una reacción agresiva en mí o en los colaboradores más cercanos y explotarla al máximo".

En lo personal apoyo la teoría del colega argentino en el sentido de que han tratado de "lapidarlo mediáticamente", y agrego que lo han hecho acudiendo a este mecanismo de control psicopolítico como lo es el desprestigio, pero en esta ocasión parece que a sus adversarios "se les fue el tiro por la culata", pues además de que Zaffaroni seguirá haciendo lo que hace y diciendo lo que piensa, ha recibido un respaldo abrumador, y es muy razonable su posición frente al caso: "Si después de cuarenta años de profesor de Criminología y treinta y cinco años de juez penal, se me ocurre poner un prostíbulo con mi nombre y apellido, soy un débil mental".

¿Cómo se llama la obra? ¡Tremenda canallada!

El precio que se paga por no claudicar



Por Katia Miguelina Jiménez Martínez

A través de un comunicado que nos hiciera la Federación Latinoamericana de Magistrados (FLAM)  nos enteramos de la terrible noticia del asesinato de la jueza brasileña Patricia Lourival Acioli, acribillada de 21 disparos en la puerta de su casa el pasado 12 de agosto.

Este lamentable suceso enluta no sólo a los familiares de la extinta jueza, sino a la judicatura brasileña y a todos los jueces y juezas de Iberoamérica. Jueces Dominicanos para la Democracia (JUDEMO), emitió una nota pública condenando enérgicamente este crimen de la heroína de la justicia del Brasil, expresando también nuestros sentimientos de pesar y solidaridad para con sus familiares y para con los miembros de los tribunales brasileños por esta dolorosa pérdida.

Las investigaciones desplegadas hasta el momento revelan que se trató de un crimen por encargo que habría sido contratado por un grupo mafioso de São Gonçalo, en la región metropolitana de Rio de Janeiro, ciudad en la cual la Doctora Acioli ejercía sus funciones como titular de la 4ª Vara Criminal (Juzgado) del municipio. En algunas decisiones de Patricia está la prisión de policías militares de São Gonçalo que secuestraban traficantes e incluso, tras matarlos, entraban en contacto con familiares y relacionados exigiendo dinero para liberarlos.

Lo grave de este vil y cobarde asesinato a la colega de 47 años es que pone de manifiesto la fragilidad del sistema del hermano país. Por un lado, y por la propia denuncia del Presidente de la Asociación de Magistrados Brasileños, Nelson Calandra, "la jueza Patrícia Acioli es una víctima de las organizaciones criminales en un sistema procesal penal en el que las personas van a la cárcel solamente cuando interviene el Supremo Tribunal Federal". Por lo menos en República Dominicana esto no es así.
Por  otro lado, y es algo que deseo destacar, pues no sólo sucede en Brasil, sino que se registra también en la República Dominicana, es débil el servicio de seguridad para todos los magistrados.

Un dato que llama nuestra atención es que existe en Río de Janeiro el "Disque-Denúncia", un sistema de denuncias aportado por la sociedad civil con la colaboración del Departamento de Seguridad, a través del cual los ciudadanos, sin que puedan ser rastreados, proporcionan información anónima acerca de las actividades delictivas de la población, basado en la experiencia internacional de Crime Stoppers. A pesar de que desde el año 2000 hasta la fecha de su asesinato, dicho sistema había recibido 37 denuncias sobre amenazas de muerte contra Acioli, nunca la jueza recibió custodia policial.

Insisto, los jueces dominicanos también carecemos de adecuada protección personal y familiar, lo cual se justifica por la naturaleza de las funciones que ejercemos. Sin embargo, y a pesar de que la ley de Carrera Judicial núm. 327-98 contempla esta protección como un derecho del juez o jueza a cargo del Estado, muchos colegas, a diferencia de peloteros, artistas, periodistas, religiosos, funcionarios, jueces de la Suprema Corte de Justicia, andan por los caminos de Dios expuestos a erigirse en mártires civiles, de una sociedad que con este tipo de sucesos va comprendiendo cómo ha de ser ejercida la función pública: con todos los honores y todas las responsabilidades hasta poner en juego la propia vida y ganando la batalla de su propia conciencia y convicciones, sin claudicar a sus principios. Triste consuelo.

Los jueces no debemos seguir estando expuestos a tantos peligros, a tanta inseguridad, aún en nuestras casas y en nuestros propios despachos, sin la más mínima protección. ¡No señor! Que el caso de la jueza Acioli nos sirva de espejo a los dominicanos.