Katia Miguelina Jiménez Martínez

Katia Miguelina Jiménez Martínez
Por una justicia democrática

lunes, 7 de marzo de 2011

Mujer y el “techo de cristal”. Hacia la igualdad de oportunidades

Por Katia M. Jiménez Martínez
Acento.com

Las desigualdades existentes entre mujeres y hombres en nuestra sociedad son actualmente visibles en las diferentes esferas públicas. La batalla por eliminarlas inicia con la lucha por el acceso de las mujeres al espacio público, pero más que nada a los espacios de poder y de toma de decisiones, de modo que pueda materializarse una igualdad de oportunidades real.



Desde hace un tiempo el término "techo de cristal" se usa para identificar a una serie de barreras transparentes que suelen impedir el acceso de las mujeres a puestos de alta jerarquía. Tal invisibilidad viene dada porque los obstáculos que limitan su acceso a los espacios de poder, como afirma Mabel Burín, no existen en leyes ni dispositivos sociales establecidos, ni en códigos visibles que impongan a las mujeres semejante limitación, sino que está construido sobre la base de otros rasgos que por su invisibilidad son difíciles de detectar.


Sin embargo, a pesar de que tales obstáculos son intangibles, las estadísticas demuestran la notoria desigualdad. Así tenemos que en nuestro país actualmente la mujer no tiene una participación igualitaria a la del hombre en los cargos congresuales ni municipales, a pesar de que la ley reserva una cuota de un 33% para la mujer por los partidos políticos. De 32 senadores, escasamente 3 son mujeres para implicar un pírrico 9.37%; de 183 diputados solo 39 son mujeres (21.31%). En los ayuntamientos de 155 posiciones apenas 10 mujeres son síndicas, lo que equivale a un 6.45%.


El acceso desigual también se demuestra en aquéllos cargos públicos no electivos popularmente, como lo sería la justicia. Aunque vale destacar que la situación ha mejorado notablemente para la mujer desde que se adoptó un sistema de selección en base al mérito, a través de concurso de oposición. Sin embargo, persiste el desequilibrio en las posiciones de mayor jerarquía dentro del escalafón judicial, afirmación que sustentamos al analizar las estadísticas.

Así tenemos que de 189 jueces de cortes de apelación y equivalentes a nivel nacional, sólo 70 son mujeres, lo que viene a representar un 37%. Y si pasamos revista a la Suprema Corte de Justicia la desigualdad se nota mucho más. Allí de 16 jueces sólo 5 son mujeres (31%). El total de mujeres entre cortes y la suprema suman 75, lo que representa apenas un 36%.


Lo que sí ha sido establecido por la Constitución de la República es el principio de igualdad, cuando en su Art. 39 declara, entre otras cosas, que "Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley... gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color...".

A pesar de la cantidad de mujeres y sus méritos en las universidades, además de que ha demostrado ser capaz, responsable y pulcra en el ejercicio de funciones públicas y privadas, existen trabas, que según investigaciones radican en el machismo, el modelo de sociedad patriarcal, los estereotipos y preconceptos negativos sobre las habilidades de la mujer, muchos de los cuales se insertan desde el propio seno familiar y en la escuela, convirtiéndola en "no elegible" para puestos que requieran autoridad y ejercicio del poder.

Cobrar conciencia de la existencia del "techo de cristal" es indispensable, a fines de lograr el cambio de mentalidades, de comportamientos, que junto a la implementación de políticas públicas puedan dar paso a una organización social donde las mujeres disfruten de igualdad real de oportunidades para alcanzar los puestos de mayor responsabilidad.

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