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lunes, 4 de octubre de 2010
El tema de los robos de autopartes yo lo había tratado antes
Por Katia Miguelina Jiménez Martínez*. Publicado en el Semanario Clave el 14 de enero 2010.
Recientemente he vuelto a ser victima del azote de los ladrones de accesorios de carro. Quizás todos los que tenemos un vehículo de motor hemos sido alguna vez blanco de esta acrecentada y muy establecida práctica, por demás ilegal y constitutiva de varios delitos, pues hablamos no sólo de robo, sino de asociación de malhechores y hasta de complicidad.
Pero no es el aspecto jurídico lo que deseamos plasmar en este trabajo, más bien el tema lo hemos enfocado desde la perspectiva ciudadana, es decir, sin la toga puesta; sólo con el ánimo de reflexionar sobre la problemática, con miras a buscar posibles soluciones.
Entiendo que existe la vía para que todos los ciudadanos de este país podamos ir a nuestra cama sin el temor de que al día siguiente o momentos después de haber dejado nuestro carro parqueado, lo encontraremos sin espejos retrovisores, por ejemplo. Y para acabar con este lucrativo negocio, que ha hecho ricos a muchos, no haría falta traer aviones Súper Tucano, ni ofrecer un millón a quien informe sobre el paradero de nadie, como ha sucedido en el sonado caso de Sobeida. ¡Tan sólo hace falta voluntad!
Esta experiencia personal me permitió escudriñar respecto del “negociazo” que hay detrás del robo y posterior venta de piezas y accesorios que en este trabajo tratamos, pudiendo comprobar que se trata de una cadena, o sea, un hecho delictivo que pasa por diversas fases: desde la sustracción de la pieza por parte de un “vicioso” o drogadicto, su posterior venta a quienes comercializan con el producto de un robo, hasta el pago del correspondiente soborno o peaje que hacen quienes venden estos artículos robados para asegurarse impunidad, y prueba de ello es que todo esto ocurre frente a las narices de todos, incluidas las autoridades.
¿Qué roban estos “viciosos”? Prefieren los espejos retrovisores, pues saben que a los conductores se les hará difícil manejar sin ellos y obviamente saldrán inmediatamente a comprarlos para reponerlos. La necesidad dinamiza las ventas, dirán esos bandidos. Y prefieren los de lujosas marcas, aunque los “huelecemento” no tienen que ver, se los llevan de cualquiera. También los centros de los aros, lo que hará deslucir a nuestro carro y saldremos en su búsqueda. Por igual, tapa bocinas, gomas de repuesto a jeepetas, etc.
También existen los ladrones que trabajan por “encargo”, o sea, se les pide determinada pieza o accesorio, y en estos casos la encomienda aumentaría el precio del producto del robo. En los demás casos, las piezas luego de robadas las venden por cheles a los que las comercializan, que son quienes hacen su agosto.
Para nadie es un secreto que en un populoso sector capitalino, específicamente Villa Consuelo, opera una red de estos bandidos, entre vendedores ambulantes, intermediarios de quienes negocian con esto, y los más atrevidos venden las piezas de carros robadas en las propias tiendas de repuestos. Una de las más famosas, lleva el nombre de una de las Carabelas de Colón. Su fama es tal, que es la primera opción que se les recomienda a las victimas donde se interpone la denuncia.
También, las piezas y accesorios son vendidas en tarantines, triciclos y hasta camas de camionetas por los alrededores del Estadio Quisqueya, y los mercaderes ocupan las aceras para exhibir su “mercancía” y ¡nada pasa! Es algo ni siquiera comparable con la actividad de vender plátanos, pues resulta que los plátanos no son robados y probablemente el platanero, contrario al vendedor de piezas robadas, tiene el correspondiente permiso municipal para hacerlo.
Todo cuanto pude advertir es lo que me permite afirmar que la venta de piezas y accesorios robados está tan arraigada en nuestro país, que ya ha cobrado ribetes de extrema normalidad, pues desde el mismo momento en que acude el ciudadano a interponer su denuncia, se le sugieren los lugares en donde puede acudir a comprar lo que es suyo, indicándosele que no es costoso, como sí lo sería en los negocios autorizados para operar en esta actividad. La “normalidad” de esta situación también se puede medir por la gran cantidad de personas que han sido victimas de esto, y en vez de denunciar, prefieren ir a comprar lo que les ha sido sustraído. O sea, ir a comprar lo que es de uno, ¡paradojas de la vida!
Algo que nos resultaba curioso era el hecho de que ni siquiera las casas que representan y tienen la exclusividad de prestigiosas y lujosas marcas de vehículos en el país, han realizado el más mínimo esfuerzo para lograr que las autoridades a quienes corresponde poner fin a la situación actúen. Luego lo entendí. Estos representantes de lujosas marcas, a pesar de que no tienen ninguna participación en la cadena delictiva que previamente he señalado, obtienen beneficios en las ventas, pues hay muchos que preferirán reponer lo que les ha sido sustraído a su vehículo comprándolo directamente en “la casa”, como se suele decir.
¿Qué se puede hacer para acabar con la sustracción de piezas y accesorios de vehículos y su comercialización? Como dice un conocido adagio popular: “el toro hay que agarrarlo por los cuernos”. Lo que corresponde es perseguir también a quienes comercializan con las piezas y accesorios robados, incautándoles todo cuanto cuya procedencia no puedan justificar o que no estén autorizados para comercializar.
A estos desaprensivos que revenden estas piezas debe sometérseles a la acción de la justicia como cómplices de robo y asociación de malhechores, pues atrapando a los viciosos que las sustraen, que es lo que comúnmente se hace, no se está enfrentando el problema, ya que mientras existan quienes comercialicen con las piezas robadas, habrá quienes salgan a robarlas. Y cuando se trate de tiendas de repuestos que se dedican a esta ilegal y lucrativa actividad, debe integrarse a la persecución la Dirección General de Impuestos Internos, ante la evasión que se registra, pues el pago de las piezas robadas se exige en efectivo.
Ojala que las autoridades a cuyo cargo está perseguir el delito reaccionen, y que finalmente estos hechos dejen de ser vistos como “robitos de espejitos y tapitas”, máxime cuando se esconden muchos intereses detrás de todo esto.
*La autora es Juez de la Corte de Apelación del D.N y profesora universitaria.
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Profesora-juez:una carcel de el tamaño de nuestro pais,seria muy angosta para trancar a la cantidad de delincuentes que hay depredando propiedad ajena en nuestro lindo y querido pais.
ResponderEliminarLa corrupcion gubernamental ha llegado a tal nivel,que ya es permisiva por todo el pais,y si usted no roba,usted es un pendejo y representa un peligro para los que trabajan junto a usted.
Tenemos un presidente que es la copia digital y a color de su mentor,que a proposito fue el que comenzo con esta bagabunderia que arropa a la administracion publica,"JOAQUIN BALAGUER",ha seguido sus pasos al pie de la letra y hoy vemos sus frutos.
Solamente en paises como el nuestro crimenes publicos como el que estamos sufriendo quedaran impunes en la tierra,pero sabra dios como los juzgara al preguntarle si en algun momento pensaron la gente que mataron a plazo del hambre en la tierra,ah y me olvidaba de una contribucion ortografica que la mayoria de nosotros cometemos: se debe de decir "PUEDAMOS" en vez de "PODAMOS".
La variante